El bruxismo es una condición que afecta a muchas personas y que consiste en apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria, sobre todo durante el sueño. Esta acción se debe a la contracción excesiva de los músculos de la mandíbula y puede provocar desgaste dental, dolor de mandíbula, cefaleas, problemas articulares y musculares, e incluso alterar la forma del óvalo facial debido a la hipertrofia o aumento de tamaño de los mismos.
Si sufres de bruxismo, seguramente te interese saber cómo puedes tratarlo y qué resultados puedes esperar. En este artículo te explicamos en qué consiste el tratamiento con Toxina Botulínica (Botox) para el bruxismo, cómo se aplica, qué beneficios tiene y cómo puedes ver el bruxismo antes y después de este procedimiento.
El tratamiento de la toxina botulínica para el bruxismo es una solución eficaz, segura y mínimamente invasiva que consiste en inyectar pequeñas dosis de toxina botulínica en los músculos maseteros, que son los que intervienen en la masticación y que se encuentran en la zona lateral de la mandíbula, son los responsables del bruxismo cuando se contraen en exceso y de la alteración del ovalo facial cuando se hipertrofian (aumento de tamaño) y al inyectar la toxina botulínica que es un neuromodulador va a regular la fuerza de contracción de los maseteros evitando el dolor y el aumento de tamaño pero permitiendo la masticación, por eso debe ser un médico estético, experto en este tipo de tratamiento el que regule la dosificación .
La toxina botulínica al ser un neuromodulador actúa relajando estos músculos, lo que reduce la fuerza con la que se aprietan o rechinan los dientes, aliviando así los síntomas del bruxismo y previniendo el desgaste dental. Además, al disminuir el volumen de los maseteros, se consigue afinar el óvalo facial, logrando un efecto estético más armónico y equilibrado.
La toxina botulínica para el bruxismo se aplica mediante unas finas agujas que inyectan la sustancia en los puntos clave de los músculos maseteros. El procedimiento es rápido, indoloro y no requiere anestesia ni tiempo de recuperación. Será el médico estético experto ene esta técnica el que decida que dosis aplicar Se puede realizar en unos 25 minutos y los resultados se empiezan a notar a partir de los 3 o 4 días, siendo máximos a las 2 semanas.
La duración del efecto del tratamiento para el bruxismo depende de cada paciente, pero suele oscilar entre los 6 y los 9 meses. Pasado este tiempo, se puede repetir el tratamiento si se desea mantener los beneficios.
El tratamiento con un neuromodulador inyectable como la toxina botulínica para el bruxismo tiene múltiples beneficios tanto funcionales como estéticos. Entre ellos, podemos destacar los siguientes:
Para ver el bruxismo antes y después del tratamiento con toxina botulínica, lo mejor es acudir a un médico especializado en medicina estética que pueda evaluar tu caso y ofrecerte un diagnóstico personalizado. En nuestra clínica de medicina estética en Madrid somos expertos en este tipo de procedimientos y contamos con un equipo médico altamente cualificado y con amplia experiencia.
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