Debemos de tener en cuenta la posición vertical del ser humano. De esta forma, la sangre debe ir en contra de la gravedad y ascender, lo que requiere de un esfuerzo añadido. Por ello, las venas cuentan en su interior con unas válvulas que evitan que la sangre retroceda mientras que además, los músculos de las piernas ayudan puesto que se contraen, empujando el flujo sanguíneo en un sentido único.
En cambio, cuando estas válvulas no pueden cumplir su misión de impedir el reflujo, la sangre se va acumulando, dilatando y alargando las venas y aumentando la presión, y alterando su pared, por lo que puede llegar a salir líquido al exterior (extravasación) de la vena, alterando los tejidos de esa zona.